jueves, 13 de mayo de 2010

¡No me dejes mamá! O ¿Quién tiene la culpa?

Era un día gris, llovía, y nada estaba previsto, ni algo bueno ni algo malo. El centro de niños huérfanos, que se llamaba “Centro de tutela”, vivía un día rutinario. Los niños jugaban; los educadores, los cuales ya se han convertido en auténticos padres y madres para los niños, velaban por la paz, los cocineros hacían de comer. De repente se escuchó el ladrido de una perra, y ese ladrido preocupado era tan insistente, que el personal de casa de niños, casi todos juntos, acudieron al sitio de donde se oía el ladrido.

La perra no paraba de ladrar y movía su cola con cierta inquietud, permaneciendo al lado de su casita. Parecía como si llamara para ayudarle en algo. Los colegas del “Centro de tutela” dedujeron que ahí, donde estaban seis cachorros recién llegados a este mundo, había algo que no sabían muy bien qué podía ser. Pero a las madres ni siquiera se les pasó por la cabeza que lo que sucedía allí es algo muy serio; hasta que se asomaron a la casita de la perra.

Allí, llorando y encogido de frío, estaba sentado un niño, que a simple vista podía tener un año y medio de edad. Luego resultó que el niño fue abandonado por una madre, que era adicta a las drogas. Ella simplemente se acercó a las murallas del “Centro de tutela” y había tirado al niño al otro lado de la misma. Resulta extraño pensar que la perra no había tocado al niño, el cual fue tirado por su propia madre como si fuera un cosa que hay que arrojar a la basura.

Esta situación puede parecer un tanto espeluznante, pero no para los trabajadores de casa de niños “Centro de protección”. En todo el tiempo de su trabajo (aunque, la palabra “trabajo” aquí está mal utilizada, ya que se trata del sentido de la vida para los profesionales de la pedagogía) ellos han tenido tiempo para ver todo tipo de desgracias de niños de diferentes edades. Juzguen ustedes, el “Centro de tutela” realizó su apertura en 1998 y en todo este tiempo que lleva funcionando ha dado a más de 2.000 niños una calidad de vida que ni siquiera podían ellos mismos imaginar. Eran niños con unas vidas totalmente arruinadas, donde estaban solo el niño con el frío, la pobreza y la desgracia, proporcionados por sus propios padres.

1 comentario:

  1. Increíble historia y más aún siendo cierta. No obstane, cambia el fondo hacia un color las suave, cuesta leer la entrada con este color rojizo.

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